En estas condiciones realizamos el trabajo

A pesar de los esfuerzos sociales, persistieron desafíos como la inseguridad alimentaria (2.9 millones de afectados, en su mayoría mujeres y niños) y la pobreza (56.2% de la población). Se estima que 2.2 millones de personas necesitaron asistencia humanitaria.
En lo económico, Guatemala tuvo estabilidad, con un crecimiento del PIB de 3.7% y baja inflación (1.7%), pero con una baja recaudación fiscal (11.8% del PIB). Las remesas, que alcanzaron un récord de 21,510 millones de dólares (19% del PIB), fueron cruciales para el bienestar de muchos hogares.
En migración, más de un millón de personas transitaron por el país y hubo una reducción de flujos hacia fin de año. Fueron retornadas 76,768 personas, muchas de ellas menores de edad. Se fortaleció la cooperación regional a través de acuerdos sobre migración y desarrollo, incluyendo la Declaración de Los Ángeles y el Plan Trifinio.

En el ámbito legislativo, se aprobó el presupuesto 2025 y 36 decretos, incluyendo la Ley de Competencia. También se creó la Comisión Nacional contra la Corrupción (CNC) y se avanzó en la prevención de la violencia política contra las mujeres. En el proceso electoral, se constituyó la CAME para proponer reformas y mejorar la participación de mujeres y jóvenes.
En gobernanza territorial, se promovió mayor participación ciudadana, especialmente de mujeres y jóvenes, logrando que el 50% de las gobernaciones estén lideradas por mujeres.
En justicia, la nueva Corte Suprema fue instalada con retrasos, y persisten agresiones contra periodistas, defensores de derechos humanos y operadores de justicia, aunque en menor número que en 2023.
A futuro, Guatemala enfrenta riesgos climáticos, económicos y sociales que podrían afectar su estabilidad y desarrollo.